Hundida y desolada,
sin ilusiones ni fuerzas,
a las puertas de piedra
de una primavera prometida
te ves, dulce Violeta.
***
Tras de ti, un eterno y frío invierno,
cruzabas de la mano dada
el umbral que lo separaba
de tus dulces sueños.
***
Ahora sola te ves,
en el suelo postrada
y tu alma sin ímpetu
para elevar tu mirada.
***
El frío a tu espalda
tus sentimientos hiela
y en tu corazón se clava
como una mortal daga.
***
Tu dolor no derrames
con tus dulces lágrimas,
rasga tus vestiduras
antes que desgarrar tu alma.
***
Vendrán más floridas primaveras
a tu puerta a llamar
y tú, dulce Violeta,
triste y dulce Violeta,
volverás a lucir intensa
como Venus al alba.
Autor:Piotr Kropotkin