La Sirena y el Unicornio

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Flanqueando tu veloz paso,

cientos de árboles

dibujan la senda,

que hasta aquella extraña luz

sin pérdida te conduce.

***

No preguntas a tu desbocada alma,

sólo te dejas llevar

por una desconocida fuerza.

El viento torna en fuego

tus negras crines,

el vaho que de tus fauces

alterna con tus gemidos,

promete un dramático final.

***

La luz se hace intensa y cegadora,

la arboleda se vuelve escasa

y justo en tu último parpadeo,

tus ojos vislumbran una figura,

postrada en las rocas

que imponentes emergen

del gran azul.

***

Frenas tu ímpetu

que, ahora, observador,

se vuelve calma.

***

Tu mirada fijas y adivinas

lo que tu corazón te susurra.

***

Todo tiene ahora sentido

y aprendes lo que significa.

***

Justo en el borde, en el límite,

frenas tu carrera

y unas rocas que se desploman,

espantan a la criatura,

que tímida se sumerge...se pierde.

***

Sin la más mínima de las dudas,

tras ella saltas

y le entregas tu esclava alma,

y al contacto con las saladas aguas,

se torna en milagro,

una muerta segura

y en criatura de Poseidón te tornas.

***

Conservarás tu única asta,

como señal de tu especial naturaleza,

y a tu amada criatura,

por los siete mares,

sin descanso eternamente buscarás.

Autor:Piotr Kropotkin